jueves, 12 de abril de 2012

Ley de Estabilidad Presupuestaria

El Gobierno no tiene más remedio que taponar la tremenda hemorragia que tiene nuestro país. De lo contrario, moriremos desangrados en mitad de la zona euro, ante la virulencia de los mercados. Vivimos una situación extraordinaria y, por tanto, se necesitan medidas extraordinarias. No podemos seguir gastando en los mismos términos que antes. No hay dinero y tenemos que acomodar los ingresos a los gastos. Lo demás, es una deuda que crece sin que nadie le ponga control; la deuda pública del Estado, de las Autonomías, de las Diputaciones y de los Ayuntamientos y estamos dejando un futuro muy negro a las venideras generaciones. Por ello, nadie puede discutir, desde el sentido común, que acabemos con el despilfarro. Es una cuestión de supervivencia. Después de la burbúja nos hemos topado con nuestra triste realidad y es la de un país pobre, anclado en el sector servicios, al que, por cierto, repudiamos cada día, y sólo nos queda volver a ocupar nuestro puesto con la mejor dignidad y entereza. El Estado del Bienestar, el que conocimos años atrás ha pasado a mejor vida y ahora se impone que seamos más solidarios que nunca.

1 comentario:

  1. A mi juicio, la ley de estabilidad presupuestaria condena al país a una espiral depresiva y lo que es peor, al desmantelamiento de los servicios públicos y al empobrecimiento irremediable del tejido social. La diabólica consigna del déficit cero, impuesto por el binomio Merkel-Sarkozy, es una camisa de fuerza de efectos monstruosos. Sin regularizar el entramado financiero-económico, sin posibilidades de que el BCE actúe como una especie de reserva federal, España se encamina a la catástrofe. Y ya estamos viendo las primeras consecuencias. Si la UE quiere usar a España como un laboratorio de austeridad se va a encontrar el principio del fin. Sin estímulos al crecimiento, un Estado no puede hacer nada en absoluto. Tiempo al tiempo...

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